domingo, 25 de abril de 2010

MARINEROS SIN MAR



NADIE NOS PUEDE OBLIGAR A DECIR LO QUE PREFERIMOS CALLAR. M.A. Álava

El Sol saldrá a las 5,55 h. y se pondrá a las 18,01 h.

"El mar nos pertenece por derecho. Recuperarlo es un deber" pone en una  pared del patio de armas del Cuartel de la Armada Boliviana. En 1904, después de 25 años de enfrentamientos, este gobierno y el chileno firmaron el tratado de paz de la Guerra del Pacífico por el que los bolivinos perdían su único acceso al mar por el estrecho de Antofagasta. Siempre dolidos por ello, en 1963 reorganizaron su Marina y desde entonces están preparándose para cuando llegue el gran día.

La escuela de la Armada se encuentra en el lago Tititaca a 3.812 metros sobre el nivel del mar y, en sus gélidas aguas, los cadetes de la Academia Naval realizan las maniobras como si estuvieran en mar abierto y patronean sus embarcaciones según las normas internacionales de navegación militar. Su instrucción dura cuatro años y a su término pueden hacer prácticas durante seis meses en flotas de países amigos.

Contar con una salida al mar que facilite la exportación del gas es una constante de la política de todos los gobiernos bolivianos; de la misma manera que la amenaza de un enemigo exterior ha servido para dar cohesión al país y desviar la atención sobre las arbitrariedades cometidas por sus políticos. Desde que se perdieran los 120 kms de litoral, los 200 barcos de la Armada patrullan en las altitudes de la cordillera andina en espera de que lo que no haga la política lo realice la propia naturaleza acercando el mar a sus tierras.

En esta aventura les acompaña el gobierno de Paraguay -sin pretensiones de acceso al mar- gracias al corredor fluvial Paraná-Paraguay, que facilita su acceso al atlántico. Su armada, aunque fluvial, adquiere un carácter estratégico como consecuencia de la gran cantidad de ríos navegables y de la importancia de estos. De esta manera, ambos países comparten una tradición naval de agua dulce que constituyen hechos singulares en la historia y el presente de la marinería.





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