TAL VEZ LA PEOR AMENAZA A LA TOLERANCIA SEA LA DESIGUALDAD ECONÓMICA Y SOCIAL, LA POBREZA EXTREMA Y LA EXCLUSIÓN SOCIAL. F. M. Zaragora.
El Sol saldrá a las 5,54 h. y se pondrá a las 18,01 h.
Es encantador contemplar cómo las cenizas expulsadas por un volcan en Islandia puede paralizar el espacio aéreo de los aviones y, por consiguiente, generar graves quebrantos económicos a las compañías, a la vez que infortunios a quienes debían viajar. Parece ser que los motores se pueden averiar al absorber el polvo y que existen experiencias de paradas de éstos en pleno vuelo. Sobre estos hechos ha gravitado la noticia y los comentarios de esta semana pasada.
A ningún medio de comunicación, periodista o científico, he oído comentar la repercusión en los seres vivos. De hecho, preocupan más las consecuencias sobre las máquinas y su coste económico que las habidas sobre la salud de las personas como consecuencia del aire que respiramos, contaminado por procesos industriales, combustibles domésticos, vehículos motorizados y los propios de la naturaleza. Los venenos que afectan a la atmósfera viajan llevados por el viento sin respetar límites geográficos, afectando a los animales y modificando el clima sin que nadie cuantifique -como han hecho con celeridad las compañías aéreas- los costes económicos.
Se estima que un cuatrimotor antiguo deja tras su paso una cantidad de gases venenosos equivalente al de 10.000 automóviles. Los aviones emiten dióxido de carbono, monóxido, vapor de agua y partículas químicas que alteran el equilibrio ecológico. De hecho el tránsito aéreo contribuye a aumentar entre un 5-10 % la nubosidad en el atlántico. Aviones como los Tupolev 104, DC-10, Lockheed 2000, etc, que vuelan a más de 12 Km de altitud, emiten gases que terminan en la estratosfera con el peligro de que estas nubes tóxicas queden en una zona inestable poco perturvada por los vientos.
Garantizar los cielos limpios - no sólo para el negocio aeronaútico- es proteger la salud de las personas. Y de manera sustancial a quienes pueden sufrir de asma, bronquitis, irritaciones oculares o cáncer de pulmón. Sería recomendable que las autoridades -al igual que se preocupan por las pérdidas económicas de las compañías aéreas- mostraran interés por garantizar la calidad del aire de las ciudades y publicitaran convenientemente los análisis de calidad del aire actuando en consecuencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTARIOS