domingo, 2 de mayo de 2010

LAS AÑAS (EN EL RECUERDO)



NO IMPORTA QUE GANES O PIERDAS, AL MENOS HASTA QUE PIERDAS.

El Sol saldrá a las 5,54h. y se pondrá a las 18,01 h.

El de las añas (nodrizas o niñeras según el lugar) es uno de esos ofícios femeninos que han desaparecido con los años, como consecuencia del cambio de costumbres sociales. Hoy en día, dado que  la lactancia materna se ha desarrollado artificialmente y  los infantes se incorporan tempranamente a guarderías o escuelas maternales, constituirían un anacronismo. Lo cierto es que su relevo lo han tomado generalmente chicas jóvenes que ejercen de cuidadoras pero sin la elegancia, el respeto, confianza y afecto que tenían las añas por parte de los señores de la casa.

Quiero traerlas aquí porque han quedado como una imagen de la historia vestida de blanco y negro. En esas viejas fotos se las ve ataviadas con magníficos uniformes     -dependiendo de la importancia de la casa- que ellas se encargaban de vestir con garbo y elegancia mientras paseaban a las criaturas en aquellos coches enormes. Normalmente, bien plantadas y luciendo una salud espléndida, paseaban a sus criaturas aprovechando los rayos de sol en invierno y las sombras de las arboledas en verano, mientras hablaban y compartían comadreos con compañeras de crianza.

Las había además de leche, que hermanaban con el fruto de sus pechos a los hijos de su señora con los suyos propios. Amantes de los besos ruidosos y sonoros, lo mismo aseaban a los pequeños, les cantaban maravillosas nanas o contaban cuentos llenos de misterio, sin descuidar sus recogidos moños, sus largos pendientes y almidonados delantales blancos.

En numerosas ocasiones se hallaban vinculadas a una familia durante años o generaciones, con una ligazón que superaba la relación laboral tal como hoy la conocemos. Su oficio ha desaparacido - no podía ser de otra manera- y con él nos ha quedado su imagen señorial y evocadora en unas fotos un poco desdibujadas por el tiempo.

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