Fueron descubiertas en 1879 por Marcelino Sanz en una cueva de su finca. Están datadas entre 12.820 y el 11.130 A.C. y representan sobre todo bisones y ciervos, además de algunos caballos y jabalíes. Se aprovecharon las formas naturales de las rocas para realizar relieves. Las pinturas presentan una gran variedad tonal y cromática. A fecha de hoy se ignora cual fue el propósito de su realización, pero de lo que no cabe duda es que los artistas prehistóricos plasmaron un esmerado respeto hacia los animales.
TECHO:
Es la parte más sorprendente de la cueva. Tiene una superficie de 18 por 9 metros y representa figuras policromadas de animales. Los pigmentos se aplicaron directamente sobre la pared dando una imagen naturalista.
PIGMENTOS:
Los artistas debían utilizar los materiales que disponían a su mano. El blanco lo hacían con caolín o yeso, el negro con carbón vegetal y los rojos, amarillos y marrones moliendo mineral de arcilla y óxido férrico y mezclándolo posteriormente con agua.
TÉCNICA:
Se pintaba directamente sobre la superficie con pinceles realizados con pelos de animales o soplando a través de cañas. Con los dedos de las manos se daban los últimos retoques.
Los rasgos principales se consiguen mediante potentes pinceladas, creando de esta forma un efecto de perspectiva (ejem: en las patas), para acabar la obra con trazos más suaves.
Para conseguir efectos tridimensionales, los artistas del paleolítico pintaban sobre relieves de la cueva, adaptando el dibujo al contorno de éste; para ello primero dibujaban la silueta para rellenarla posteriormente de color.
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