CUANDO SE SABE QUE LA JUSTICIA ESTÁ DE UNA PARTE, ES INDECOROSO MANTENERSE NEUTRAL de J.F. Castelli
Hay reparaciones que por el roto que ocasionan en el bolsillo bien se merecen un buen improperio en el momento del pago. El adjetivo calificativo -aquí añádanse todos los insultos apetecibles- debe ser recibido como parte del efectivo de la minuta. Se trata de esas reparaciones urgentes en las viviendas, en las que estamos literalmente vendidos y en manos de unos gremios asaltadores de caminos.
La mayoría de ellos no informa del coste real de la reparación porque no incluyen el precio de la mano de obra. En el caso de realizar el presupuesto y no ser aceptado habrá que abonar el precio del desplazamiento como si se hubiera realizado en calesa acompañada de siervos con librea. Suele ser habitual añadir el abono de extras en concepto de nocturnidad y urgencia; al que habrá que sumar en el recibo de teléfono la llamada a un 902.
Facturas de más de 400 euros por abrir una cerradura con una tarjeta de crédito o de 500 euros por cambiar un magnetotérmico de la luz son habituales y no causan ninguna sorpresa entre quienes, a decir de ellos, se ganan la vida muy honradamente en el sector, ejerciendo lo que para el común de los mortales es usura. El agujero que ocasionan en el bolsillo suele ser antológico y la factura debiera ser enmarcada en un cuadro, presidiendo el rincón más querido, como recuerdo de nuestra explendidez, al menos por un día, en los que actuamos como si fuéramos ricos.
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