
El salirse de lo corriente está al orden del día, aunque para ello haya que decir imbecilidades; para muestra, las habituales declaraciones de los políticos, que no tienen sentido. Algunos gansos han puesto de moda lanzar zapatillas anudadas sobre tendidos eléctricos o lugares de difícil acceso con el único objetivo de suscitar un comentario de asombro.
Hay a quien le dio por atar candados a las barandillas, y como la estupidez siempre tiene amigos, no faltó quien le emulara atando maletas u objetos llamativos. Ya no se trataba de robar los sillines de las bicis así aparcadas. Lo moderno es colocar cadenas a farolas sujetando un neumático de automóvil o lo que la imaginación y el presupuesto permitan.

A otros les mola más acudir a citas por móvil, que nadie sabe cómo empezaron; en ocasiones disfrazados, para una vez en el lugar realizar una acción que no siempre se sabe qué va a ser o si simplemente va a acudir alguien. En EEUU, que en esto siempre han marcado la iniciativa, se está poniendo de actualidad el "No pants subway ride" ("Viaje en metro sin pantalones"). Y claro, hay fulanos que viajan de esa guisa marcando tendencia.
Hay empresas que ya utilizan estas patochadas para hacerse publicidad, como la de esa revista que juntó a ciudadanos con el fin de darse almohadazos en una plaza. Es imperativo que las acciones sean llamativas con su puntito de originalidad. Por lo general son simpáticas y adornadas de atractivo.
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