LLEVADERA ES LA LABOR CUANDO MUCHOS COMPARTEN LA FATIGA. Homero
La vida puede viajar en paquetes: pequeños, sencillos, manejables y sobre todo baratos. El mundo subdesarrollado los necesita y para quienes creemos que vivimos en una crisis monetaria resulta sencillo. No olvidaré nunca la sensación de bienestar que me dió encontrar en un poblado de Senegal unas farolas solares donadas por una ONG alemana. Allí sentí que llevar la luz no es tan difícil y que no es necesario realizar grandes infraestructuras para facilitar la vida a aquellos para quienes la noche es oscuridad.
En el mismo viaje vi poblados con zonas reservadas para que las mujeres parieran sólas en el bosque. Más tarde y en otros sitios he visitado chabolas, que para ellas eran un paritorio, en el interior de las cuales las parturientas se prestaban a dar a luz en unas condiciones sanitarias deplorables. Por eso es tan importante el kit de partera con los medicamentos y utensilios básicos para atender a unas mujeres que se desangran o mueren por falta de higiene y equipos de estirilización.
Para quien viaja a países tropicales es sencillo acudir a Sanidad Exterior y proveerse allí de unas vacunas que no disponen los habitantes de los países a los que el viajero acude. Pero no sería nada caro desarrollar el kit de mosquiteras que ayuden a proteger a la población contra el paludismo y el desagradable picado de los mosquitos. Como tampoco sería caro incluir en el mismo el de kit contenedores flexibles de agua con el fin de evitar los bidones roñosos de metal o los embases tan poco higiénicos en los que gran parte de la población mundial guarda el agua.
Uno ha visto escuelas formadas por cuatro paredes mal puestas con muchos niños y un pobre profesor haciendo uso de la transmisión oral para enseñar a sus alumnos. Dotar a estas escuelas de un kit básico de pizarrines (quienes tienen más de 50 años saben de lo que escribo), y utensilios de enseñanza sería de una utilidad inmensa para abordar el analfabetismo. De la misma forma el kit de primeros auxilios, similar al que muchos llevamos en el coche o que usamos para viajar, sería algo barato pero de un valor incalculable en muchos poblados en los que no hay asistencia sanitaria.
Como se verá, son paquetes que encuentran la virtud en su sencillez. No son difíciles de manejar, económicamante son viables y además efectivos. La ayuda al desarrollo en bastantes ocasiones pasa por hacer accesible un mínimo de las cosas necesarias para sobrevivir, sin complicarse en megaproyectos que consumen esfuerzos y dinero sin ninguna garantía. Y a los enamorados de los viajes aquí llamados de aventura (aventura, el vivir de ellos) sólo puedo recomendarles -pedirles, suplicarles- que regalen algunos de estos kit. Son buenos para todos: para el que los da y para quien los recibe.
Persiguiendo a Gabo
Hace 10 años