miércoles, 29 de diciembre de 2010

LOS TOPOS.

EL HOMBRE NACE LIBRE, RESPONSABLE Y SIN ESCUSAS de J. P. Sartre

La editorial Capitán Swing reedita "Los Topos", obra escrita por Manuel Leguineche y Jesús Torbado que recoge los testimonios recabados por los autores entre 1969 y 1977,  de las personas que permanecieron ocultas después de la Guerra Civil. El miedo a los sucesos acaecidos con anterioridad y a lo que podría venir en forma de "paseos", cárcel, tortura, persecución... Miedo, en definiva, a la venganza. Su actitud puede resultar incomprensible para las generaciones que no conocieron la guerra, pero no para quienes vivieron de cerca los asesinatos por razones ideológicas, los chivatazos entre vecinos o los juicios sumarísimos.

Algunos salieron a cielo abierto una docena de años después de estar escondidos en desvanes, cuevas o escondrijos bien amañados.  La mayor parte lo hizo cuando percibieron que el interés por ellos había desparecido; y así, con medias verdades sobre su pasado se fueron reintegrando a la vida. Pero muchos otros sólo pusieron el pie fuera del escondite en 1969; año en que se cumplieron 30 años del fin de la guerra y en el que los posibles delitos de que pudieran ser acusados prescribían.  Aún así, hubo quien no salió a la luz hasta bien entrados los años 70, como fue el caso del guerrillero malagueño  Pablo Pérez Hidalgo, quien fue encontrado por la Guardía Civil en 1976, o el de Protasio Montalvo, quien permaneció 38 años escondido.

Los Topos fueron miles de personas que no existieron más que para sus familias. Padres y madres que ocultaron a hijos. Novias y esposas entregadas a la confidencialidad y al sigilo de unas personas que no podían mover un sólo dedo para no ser descubiertas. Parejas que tuvieron hijos a los que negaron para no ocasionar habladurías o que simplemente no quisieron tenerlos para no levantar sospechas. La vida de los topos dependía de no ser y sobre todo de su mayor cuartada: no existir.

Las historias de los topos son vidas no vividas por el miedo a ser descubiertos, al "paseo", a la arbitrariedad...y condenados a la oscuridad de los subterráneos o a la celda de la propia habitación. Personas escondidas bajo tierra durante años y jugando con la locura de la soledad y la doble vida de sus seres queridos. Muchos de ellos salieron a la luz y encontraron la comprensión de vecinos y autoridades, pero hubo muchas historias que terminaron mal por salir antes de tiempo o por encontrar la muerte después de una vida mal atendida.