jueves, 23 de diciembre de 2010

LOS OTROS CONTROLADORES.

EL SILENCIO DEL PUEBLO ES UN AVISO PARA EL REY. Proverbio francés

Estamos mal, muy mal. Los controladores aereos dejaron tirados en los aeropuertos a 600.000 personas y, sólo entonces, la gente manifestó su desagrado. Pero el día anterior se realizó una reforma mucho más restrictiva, quitando 420 euros a casi 700.000 parados que no tienen nada y nadie manifestó su enojo. De la misma forma que muy pocas personas han expresado el mismo malestar por la profunda reforma del sistema de pensiones, que amplía los periodos de cotización así como la edad, pero que para nada afecta a unos ministros que con tres años de cotización tiene derecho al cobro vitalicio de la máxima pensión.

Y digo que estamos muy mal porque somos capaces de enojarnos por las prebendas de los unos, pero toleramos como normal la corrupción política o los sueldos desmesurados de diputados con jornadas laborales anuales sólo comparables a las de los controladores aéreos. Hay razones para manifestar el mismo enojo hacia unos banqueros dados a la especulación con nuestros ahorros que han creado el mayor quebranto económico que ha conocido este país en lustros y que no son procesados por sus defraudaciones a hacienda o por valorar sus activos muy por encima del precio real del mercado.

Hay cosas que nos afectan a todos y que, además, van a hacer que modifiquemos nuestro modo de vida y que por sí solas merecen el mismos rechazo que el manifestado ante la actitud de los controladores aéreos. Asistimos con la mayor de las tolerancias a las denuncias de torturas, vuelos de la CIA -desmentidos en su día por el ministro del interior- con presos camino de Guantánamo o cómo miembros del Gobierno intervienen a favor de los EEUU en el caso de Couso (cámara de TV asesinado). De la misma manera, permanecemos indolentes a cómo a la banca se le presta el dinero al 1% para que luego nos lo repercuta a los contribuyentes al 4% con unos beneficios en la operación del 400 por ciento. Como para gritar.

Estamos mal cuando nada tenemos que decir sobre los políticos que se sentaron en los consejos de administración de unas Cajas de Ahorro que ahora se tienen que reorganizar dejando en la calle a miles de trabajadores, cuyos consejeros se dieron a la especulación y al amiguismo político. De la misma manera que es incompresible que nuestros estudiantes no tengan nada que manifestar ante todos esos profesores que con 60 horas de clase anuales dan por justificado su sueldo sin aportar I+D a su trabajo. Como, de la misma manera, es poco entendible que la sociedad civil permanezca en silencio ante un déficit público de las administracciones de 611.000 millones de euros, al que se le puede sumar el equivalente de la banca (depende de cómo quieran valorar sus activos inmobiliarios) que da como resultado que cada habitante de este solar, por hecho de serlo, deba 23.000 euros. Para temblar.

Este país tiene razones más que suficientes para realizar su "mayo 68" y manifestar su hartazgo ante tanto político interesado que nos gobierna y tanto controlador, que como los aéreos, vive de no sudar el respaldo de la silla que le da de comer. Y ahora me pregunto: ¿sería entendible que a todos estos controladores de la vida de los demás se les militalizara su trabajo? Para pensarlo.